Los habitantes de Fucking, el pueblecito austriaco cuyo nombre desencadena polémica desde antiguo, están hechos un lío, con la “picha” y con la imagen. Reconocen que ahora, en que quien más quien menos sabe algo de inglés, el nombre de su pueblo, que en alemán es anodino, en cambio en inglés significa jodido y eso choca a la perspicacia ajena, claro, provoca chistes fáciles y acaba convirtiendo a sus vecinos en motivo frecuente de cachondeo cuando algún extranjero lo visita, a veces sólo para recrearse, o cuando tienen que revelar en público su localidad de origen. El pueblo es pequeño, apenas cuenta con 104 personas, en buena parte ancianos, y ni siquiera tiene Ayuntamiento propio lo cual se vuelve un problema añadido. Pertenece al municipio de Tarsdorf – a 350 kilómetros de Viena – y el alcalde cada vez que se plantea la cuestión del nombre se lava las manos. Fucking, eso sí, está bien señalizado en la carretera, a la entrada y a la salida, y nunca faltan graciosos que al pasar por allí se detienen a hacer unas gracietas en el café de la plaza e incluso a llevarse los indicadores como souvenir para sus despachos. Estos días la polémica ha arreciado porque uno de los vecinos más influyentes se ha empeñado en promover por enésima vez el cambio de nombre de la localidad y así acabar de una vez por todas con el problema. Pero la mayoría de sus paisanos se niegan a cambiarle el nombre e incluso a someter la decisión a referéndum. Y recuerdan que hace un tiempo ya se hizo una consulta popular al respecto y fue rechazada de plano por la casi totalidad del censo. Muchos dicen que les parece bien el nombre, que será ridículo pero que su pueblo lo conserva a mucha honra desde el siglo VI, cuando fue fundado, y que quienes lo vean jodido pueden opinar como quieran porque la realidad es que ellos están contentos. |