
Los partidos políticos necesitan disciplina, pero es evidente que no pueden funcionar a toque de corneta. Los dirigentes propenden a manejarlos desde la autoridad y se olvidan con frecuencia de que no son organizaciones militares sujetas al ordeno y mando. Quienes se afilian a una formación política tienen derecho a opinar y a participar con sus criterios en las decisiones; unas decisiones que no siempre tienen por qué ser las que técnicamente puedan parecer más aconsejables para alcanzar determinados objetivos electorales. Estos días hemos tenido un buen ejemplo sobre estos avatares en Madrid donde la militancia socialista, quizás la más politizada e...
