
A los mendigos de Valladolid, que bastantes desgracias enfrentaban ya teniendo que pedir limosna para comer, los males no cesan de acosarles. Ya no es sólo el frío de la intemperie ni la actitud de algunas personas que lejos de contribuir con unas monedas se limitan a responderles al pasar: “Trabaje como trabajo yo”, tal y como si trabajar fuese posible en estos tiempos. Ahora también es el malhumor de los guardias municipales que siguiendo las instrucciones del Ayuntamiento, les obligan con cara de malas pulgas a abandonar la esquina, a correr con sus escasas pertenencias bajo el brazo cuando les ven aparecer por el fondo de la calle y,...
